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FUENTE: ABC
El «lobby» verde obstruye el canal
Montilla justifica los recortes: «Europa implica beneficios y obligaciones»
ÀLEX GUBERN | BARCELONA
Lunes, 06-07-09
De nuevo, a mitad de camino. El canal Segarra-Garrigues, una de las obras de infraestructura más importantes de las que se desarrollan en Cataluña, quizás también la menos conocida, inauguró ayer el primero de sus tramos, un paso más hasta que concluya todo el proyecto, previsto para 2013. No obstante, la obligación de proteger especies de aves como la ortega, la carraca azul o el aguilucho cenizo, ha llevado a que el canal vea reducido de manera drástica, casi el 60 por ciento, todo su potencial de riego. Con estas limitaciones, muchos dudan de su rentabilidad
Como ya sucedió con la capacidad del túnel de Bracons o la longitud de la tercera pista de El Prat, y como también pasará con la ambición del Cuarto Cinturón, el freno ecologista, en este caso impuesto desde Europa, pone otra vez en riesgo la viabilidad de un proyecto clave: de nuevo, el viejo debate entre protección y desarrollo.
Con una inversión de unos 1.500 millones de euros -400 para el canal, 1.100 para la red secundaria de abastecimiento-, el Segarra-Garrigues es una demanda histórica de las comarcas de Lleida, y ha sido vista durante años como la obra que, aprovechando el agua del Segre, iba a salvar de la desertización -en lo agrícola y en lo demográfico- una zona que durante décadas ha vivido algo dejada de la mano de Dios.
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